Porta una belleza extraña, alejada de la estética clásica, de los cánones clasicista pero bella. Bella en lo natural de la descomposición del hierro; bella en el contraste de materiales y colores, oro, plata y bronce; bella en la evocación del paso de tiempo, en el paso de la utilidad a la inutilidad; bella en las texturas de los materiales, que, en el caso del hierro oxidado, muestra el proceso artístico de esculpido ejecutado por naturaleza.
La mano del hombre, en las manufacturas de los otros materiales y el la conformación de la obra, y la naturaleza se aúnan en un objeto acultural, no compartido entre el artista y el observador, no comprendido por aquél que lo contempla. Un objeto marginado del entorno cultural en el que convivimos y en el que lo inútil se desecha, lo viejo se rechaza.
Sólo el creador sabe lo que ha creado, cual es la idea que le provocó construirlo. El observador ha de limitarse a recrearse en la visión del objeto, no ha de buscarle un significado, un simbolismo, un mensaje,....únicamente debe contemplar su belleza. Y mirar hacia su propio interior, analizando qué sensaciones le produce observar la obra.
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Porta una belleza extraña, alejada de la estética clásica, de los cánones clasicista pero bella. Bella en lo natural de la descomposición del hierro; bella en el contraste de materiales y colores, oro, plata y bronce; bella en la evocación del paso de tiempo, en el paso de la utilidad a la inutilidad; bella en las texturas de los materiales, que, en el caso del hierro oxidado, muestra el proceso artístico de esculpido ejecutado por naturaleza.
La mano del hombre, en las manufacturas de los otros materiales y el la conformación de la obra, y la naturaleza se aúnan en un objeto acultural, no compartido entre el artista y el observador, no comprendido por aquél que lo contempla. Un objeto marginado del entorno cultural en el que convivimos y en el que lo inútil se desecha, lo viejo se rechaza.
Sólo el creador sabe lo que ha creado, cual es la idea que le provocó construirlo. El observador ha de limitarse a recrearse en la visión del objeto, no ha de buscarle un significado, un simbolismo, un mensaje,....únicamente debe contemplar su belleza. Y mirar hacia su propio interior, analizando qué sensaciones le produce observar la obra.
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